TESTIMONIO
A los 16 años, Aarón Figueroa se escapó de un Cread (Centros de Reparación Especializada de Administración Directa) del Sename. Vivía allí desde los seis, pero ya se sentía muy encerrado. “El que quería estudiaba, a nadie le importaba mucho lo que me pasara”, cuenta. Estuvo un mes viviendo en la calle. Hasta que lo invitaron a ser parte de los programas especializados en calle (PEC) de la Fundación Don Bosco. Se trata de una invitación de salida paulatina de la situación de calle, porque la experiencia demuestra que no es fácil; en la calle los chicos son libres de hacer lo que quieran, no hay responsabilidades.